Sinopsis
Este documental se realizó en 2012. Aún no se habían visto las fotos de Aylan, el niño ahogado en la playa; ni la zancadilla a Osama por parte de una reportera húngara; ni las foto de decenas de miles de refugiados expulsados de varios países de la UE, pero ya se veía que el trato que se estaba dando a los refugiados que se jugaban la vida por llegar a Europa, estaba alejado de cualquier sentimiento humanitario y solidario.
Posteriormente, tras una aparente acogida en Alemania, con juguetes para los niños, vendrían la violencia, las expulsiones, los campos de refiguados sobreviviendo en espantosas condiciones, el frío, el hambre, la miseria, la humillación, el abandono… Tampoco han mejorado desde entonces las condiciones de vida en los Centros de Internamiento para Extranjeros en España, CIE´s, donde los refugiados que no han sido expulsados conviven en condiciones precarias, con disciplina carcelaria y hacinamiento. ¿El único «delito» de estos refugiados?: no tener papeles.
Un equipo de reporteros encabezados por Esther Yáñez visitó entonces alguno de estos centros. También acudió a Melilla para conocer las condiciones de vida de los que esperaban saltar la valla. Yáñez se interesó por la opinión de diversos representantes institucionales y miembros de asociaciones que trataban de socorrer a estas personas. Muchos de los refugiados habían realizado uno de los viajes más inciertos que se pueden emprender en el siglo XXI desde Africa a Europa: en cayucos por la ruta de las Islas Canarias. Intentaban mejorar sus precarias condiciones de vida. Hoy, en 2017, aquel trabajo aparece como una premonición de lo que ocurriría poco después en Grecia, en Italia y en las fronteras de varios de los países del sureste y centro de Europa.