El trabajo documental de LA MIRADA ALTERNATIVA
En 2005, en plena burbuja inmobiliaria, asistimos a unos cuantos hechos que nos conmovieron. La convocatoria exprés del Parlamento Europeo a ratificar una Constitución multiestatal a la medida de las corporaciones occidentales por encima de los ciudadanos; el intento de instalar tres plantas de almacenamiento de resíduos tóxicos y peligrosos en Castellón, similares a las que hay en San Fernando de Henares, Madrid; las movilizaciones por el cumplimiento del artículo 47 de la Constitución por el derecho a la vivienda, a las que apenas asistían unos pocos cientos de personas; la ocultación de la contracumbre en apoyo de las democracias latinoamericanas, celebrada en Salamanca; las dos guerras de Iraq y la posterior en Siria junto a unas extrañas primaveras de colores que, como el 11M en Madrid y desde Túnez a Ucrania, tenían como objetivo cambiar gobiernos para consolidar la hegemonía occidental creando expectativas en unas sociedades crecientemente desencantadas u oprimidas; la gran crisis económica de 2008 que supuso un ignominioso rescate de una banca que desde entonces no para de tener beneficios sin devolver nada; la intensificación de fenómenos migratorios y, por último, el resurgir con fuerza de las reivindicaciones de justicia para las víctimas de la dictadura españolas que asímismo, desatendidas y desamparadas, iban muriendo sin el más mínimo reconocimiento ni justicia.
Estos hechos o bien fueron tratados de forma autocomplaciente o acrítica (en el caso de la Constitución Europea), o apenas tuvieron eco en los noticiarios de la prensa industrial, salvo meritorias excepciones. Eso nos hizo reflexionar sobre el inaccesible arsenal informativo de nuestra democracia. ¿Qué modelo informativo tenemos y qué podíamos hacer por aportar alternativas culturales a las que nos ofrecen unos medios industriales e institucionales que tienen intereses compartidos?. Ahí comenzó nuestra modesta andadura.
Sin apenas medios, iniciamos una serie de documentales, reportajes y micro-vídeos, realizados desde una óptica diferente a la de la industria de la comunicación, para usarlos como contrapunto informativo y como refuerzo del debate político y social. El reto fue tan enorme que apenas hemos podido despegar porque seguimos tan escasos de recursos y tiempo como al principo. Incluso en 2022, sacudidos por años de extraña pandemia y una nueva guerra de bloques que dirime la hegemonía mundial para lo que queda de siglo, aún trabajamos en proyectos que arrancaron en 2012. No podemos avanzar más deprisa, también porque queremos retratar la complejidad de algunos procesos largos que van evolucionando con el tiempo. Mientras tanto seguimos igual de conmovidos por las injusticias y abusos, haciendo lo que podemos por «poner el foco» en algunos temas que nos son accesibles. Nos sostiene la intención de reflexionar sobre cosas que nos rodean y contarlas.
En 2022 han cambiado muchas cosas y no para mejorar, lamentablemente. Los fenómenos internacionales medioambientales, pandémicos, geopolítcos y económicos, con sus secuelas de restricciones e imposiciones desde el poder, unidos a la expansión de las redes sociales, han añadido enormes dosis de intoxicación informativa y mucho ruído que distrae y sólo sirve para satisfacer egos de quienes sin apenas merecimientos logran destacar en redes influyendo en la sociedad con las cosas más banales que alquien pueda imaginar. Se rebaja a mínimos el interés y participacón social en las cosas realmente importantes que nos afectan a todos. En ese contexto, la reaparición de la censura y el macartysmo (la persecución de la duda, la crítica o la opinión discrepante) que tanto daño hicieron durante la dictadura franquista, han vuelto, condicionado nuevamente la libertad de expresión y reduciendo aún más la objetividad y veracidad de la información importante. En ese ecosistema cultural ha aumentado la parcialidad y han aparecido nuevas formas de falsificar los relatos mientras se dificulta el acceso a una información de masas objetiva, necesaria para crear una sociedad mejor. El periodismo y la cultura atraviesan un mal momento.
Mientras tanto, en el mundo occidental aumentan las situaciones que perjudican a los de abajo y benefician a los de arriba.